Taurasi, la mejor jugadora del mundo, reta a la Federación Internacional y rechaza competir con el uniforme más ceñido. Para muchos es una lucha contra el sexismo
Taurasi en un partido el pasado verano en Arizona.
Diana Taurasi, una de las mejores jugadoras de baloncesto del mundo, fue la que dijo que no. No a llevar el nuevo uniforme de la Euroliga: un equipamiento mucho más ajustado y corto, que para unos es puro machismo; para otros, afán comercial, y para otros, feminidad.
Pero para Taurasi, una mujer de fuerte personalidad, que igual posa desnuda en la revista ESPN The Magazine que lanza sin error incontables triples desde más de seis metros, la vestimenta se ha convertido en una cuestión de principios. ¿Incomodidad o sexismo? Taurasi no quiere pronunciarse, aunque su pulso a la FIBA dura ya 10 partidos. Una vez más, se abre el debate entre la imagen y los derechos de la mujer.
La vestimenta ajustada y corta es para unos puro machismo; para otros, afán comercial, y para otros, feminidad
El pasado mayo, la FIBA publicó un nuevo reglamento en el que se estipulan unas medidas para el uniforme de las chicas: la camiseta debe ajustarse a las curvas del cuerpo y el pantalón tiene que quedar, como mínimo, a 10 centímetros de la rodilla. En ambas prendas no puede haber más de dos centímetros entre cuerpo y tela. No existe ninguna norma para el uniforme masculino.
Taurasi, la jugadora estadounidense del Galatasaray, turco, es la única de los 23 equipos que participan en la competición europea que se ha rebelado contra la nueva norma. Ella juega con el equipamiento antiguo: pantalones XL hasta la rodilla y camiseta holgada. Ya ha pagado 5.000 euros en multas.
El baloncesto de mujeres no es un deporte mediático, pero cuando salió a la luz la nueva normativa se creó un gran revuelo, sobre todo en España, donde peor acogida ha tenido. El hecho de que hayan primado motivos estéticos sobre la comodidad y el rendimiento ha sido el detonante de la controversia. Los tres equipos españoles que participan en la Euroliga -Perfumerías Avenida, Rivas Ecópolis y Ros Casares- han anunciado que no están de acuerdo con este cambio, pero que acatan las reglas de la FIBA. La Asociación de Jugadoras de Baloncesto (AJUB) considera "machista" la nueva equipación.
Pero ahora la polémica ha saltado a la prensa por el caso Taurasi, la cual lleva ya 10 partidos jugando con el uniforme antiguo. Diversas asociaciones españolas apoyan a la jugadora. La organización FACUA-Consumidores en Acción anunció el pasado junio que la imposición de un uniforme ajustado es una "medida ilegal" que vulneraría la ley orgánica para la igualdad entre mujeres y hombres.
El Consejo de las Mujeres del Municipio de Madrid ha realizado una campaña de recogida de firmas bajo el lema Apoyo a Diana Taurasi. ¡Por un baloncesto no sexista! Esta asociación asegura que esta norma vulnera el derecho a la propia imagen, pide que se le devuelva el dinero pagado por las sanciones y exige la destitución del secretario general de la FIBA, Patrick Baumann.
Pero ¿qué opinan las jugadoras españolas? Dentro del baloncesto no hay una postura clara, y mucho menos unánime. A algunas, acostumbradas a una equipación amplia, les resulta incómodo jugar con un uniforme ajustado. Otras acatan la norma para no alimentar la polémica y otras celebran la idea de abandonar, por fin, el antiguo uniforme de hombre, que al ser tan amplio tampoco les resulta cómodo.
En lo único que coinciden las jugadoras es que tenía que haber sido una medida consensuada, no impuesta. Esto es lo que piensa Amaya Valdemoro. La alero internacional está indignada, pero no por la equipación, sino con la polémica creada por los medios de comunicación y por las asociaciones que han tildado la medida de sexista. Dice que una de las asociaciones que la llamó "ni siquiera se había preocupado por ver cómo es la nueva equipación".
Valdemoro, la mejor jugadora española de baloncesto del momento, cree que se ha exagerado el asunto por "desconocimiento": "Hay mucha gente que no sabe que jugamos con una equipación de hombre". La jugadora del Rivas considera que el deporte es espectáculo y que hay que cuidar su imagen. "Al final, las únicas perjudicadas con todo este lío somos las jugadoras y los equipos españoles", declara.
También los detractores de la medida asumen que el deporte es imagen.
Las deportistas son conscientes de que la audiencia deportiva es mayoritariamente masculina (aunque esta tendencia está cambiando), por lo que siempre han tenido que luchar para hacer prevalecer su profesionalidad ante aquellos que intentan reducir el deporte femenino a la mera exhibición de cuerpos embutidos en trajes cortos y ceñidos. Este es el motivo por el que cuesta tanto integrar la imagen dentro del deporte femenino sin caer en el sexismo.
En un intento por cambiar la estética de la mujer baloncestista, la Comisión de la Mujer de la FIBA ha decidido este cambio de indumentaria en la Euroliga. "Es una competición privada que quiere vender mejor su producto", dice Elisabeth Cebrián. Ex jugadora de baloncesto y miembro de la Comisión de la Mujer, Cebrián quiere dejar claro que la decisión no ha sido tomada por "señores de la FIBA que nunca han jugado al baloncesto", sino que la propuesta ha sido presentada por esta comisión, formada por exjugadoras.
Asegura que la nueva ropa pretende "velar por la imagen de la mujer deportista y huir de esos equipajes enormes, con una sisa gigantesca que deja ver todo el sujetador, que son tan poco estéticos". "Tampoco nos hemos ido al extremo del body ajustado", dice. El presidente de la Federación Española, José Luis Sáez, cree que no es una ropa sexista, sino "una línea de uniforme como otra cualquiera". Asegura, categórico, que si él viese que la indumentaria "atenta contra la mujer, sería el primero en rechazarla".
El baloncesto femenino lleva varios años buscando su línea de uniforme. A mediados de los ochenta se cambió la braga por el pantalón cortísimo que llevaban los hombres y que se fue agrandando conforme lo hacía la indumentaria del baloncesto masculino. Siempre imitando la equipación de los hombres y no la de otras disciplinas femeninas como la del voleibol, que parece que ya ha encontrado su línea en los equipajes cortos y más bien ajustados.
Desde la Federación Española de Voleibol afirman que son los clubes y las marcas deportivas quienes deciden la ropa con la que compiten. Aunque no por ello los partidos de voleibol femenino reúnen más espectadores que los de baloncesto de chicas. Sin embargo, el deporte de la canasta parece que todavía no ha encontrado un diseño propio.
En 2002, la selección española de baloncesto hizo un intento por cambiar su imagen y disputó el Mundial de China con un body ajustado, emulando a las selecciones de Brasil y Australia. Lograron el quinto puesto. Aunque los medios de comunicación se hicieron más eco del body que de la excelente clasificación.
Las integrantes de aquella selección, entre ellas Cebrián y Valdemoro, se vieron obligadas a emitir un comunicado para zanjar la polémica en el que explicaban su intención de "adecuar la equipación deportiva tradicional al baloncesto femenino, abandonando las anteriores de diseño masculino al resultar las mismas incómodas para la práctica deportiva de alto nivel".
Las jugadoras dejaban claro que la decisión había sido tomada de común acuerdo y consideraban "una falta de respeto", como deportistas y mujeres, el planteamiento de otras intenciones. El asunto del body no cuajó por razones prácticas, ya que al ser ceñido, el traje se empapaba de sudor enseguida aumentando el riesgo de lesiones.
El asunto Taurasi sigue abierto y ni la FIBA ni la jugadora están dispuestas a dar su brazo a torcer. Valdemoro cree que sin apoyo, la estadounidense no conseguirá nada, y desde el organismo internacional se escudan en que, como competición privada, tienen derecho a decidir sus propias normas. Cebrián opina que se niega "porque es la mejor pagada del mundo y puede permitírselo" y añade que Taurasi acata sin problemas la indumentaria de la WNBA (la NBA femenina), que no hace referencia a las medidas, y es muy estricta con el uso de sujetadores y calcetines oficiales.
Si todo sigue igual, Taurasi acabará pagando 36.000 euros en multas al final de la temporada. Las demás jugadoras tendrán que acatar la norma y jugar si no quieren afrontar una multa de 500 euros por partido. -
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