Tras el arrebato patriótico y necrófilo, con los diputados saludando al enorme retrato del marido muerto y el pueblo, en la plaza, agitando las banderas (no eran muchos, pero hacían ruido), la presidenta de Argentina, Cristina Fernández, firmaba ayer la ley de nacionalización de YPF. Se la ve crecida. A los empresarios argentinos les dijo que debían reinvertir los beneficios, «porque, además, se los han juntado en pala», que, traducido al ibérico, quiere decir que «se lo han llevado crudo», y que es hora de apostar por el país.
Luego se quejará si aumenta la evasión de capitales. Pero, también, hubo leña para los sindicatos, inmersos en una huelga petrolera y en otra de transportes: «Sindicato –les explicó– viene de solidaridad, no viene de corporación o de secta». De momento, empresarios y sindicalistas han preferido reservarse la respuesta. En estos días de cánticos y banderas al viento, cualquier crítica te convierte en odiado «español».
«Cuando ventean los problemas, meten mano a la caja»
Y sin embargo, son muchos los argentinos que llevan «españolizando» desde que se anunció el golpe de Repsol. No es que les guste la petrolera especialmente, es que, como la diputada Laura Alonso, comprenden que lo ocurrido es un síntoma más de la catástrofe que se les avecina.
Ya se sabe que el de Casandra siempre ha sido un papel poco agradecido y más cuando se ejerce en medio del éxtasis peronista. Pero ahí va, por ejemplo, el dictamen del «Club Político Argentino», que no tiene desperdicio: «Cuando la caja apremia –escriben–, la lógica oficial no varía.
Con tal de no pagar los costos políticos que exigiría corregir las inconsistencias de la política en curso, se demoniza cualquier cambio de rumbo como sinónimo de ajuste neoliberal y se apela a la caja que está más a mano, sea pública, como las del Banco Central o la Seguridad Social, o privada, como las gestoras de pensiones o YPF (...) Se ha vuelto costumbre: el Gobierno, antes de dedicarse a la resolución de problemas concretos, prefiere generar hechos de alto impacto político, decididos entre pocos, sin la suficiente reflexión acerca de las consecuencias que esos actos tendrán a largo plazo».
O dicho en román paladino: Se expropia a Repsol porque no hay manera de pagar la factura energética después de una década de mantener las tarifas del gas, el petróleo y la electricidad subvencionadas. Porque, a boca de pozo, a las petroleras que operan en Argentina, y no sólo Repsol, se les paga el barril a 42 dólares, mientras que en el mercado internacional se paga a 105. Y, naturalmente, las inversiones en exploración y reservas migran a mejores climas tarifarios. Y así, cada fin de semana se repite en Argentina el espectáculo de gasolineras que no pueden atender la demanda.
Según datos del periodista Daniel Muchnik, para compensar el déficit de producción, tendrán que importar combustibles por valor de 12.000 millones de dólares. En 2011, ya pagaron 9.428 millones. Y el país, poco a poco, va quedándose sin dólares, pese a una política de divisas draconiana que, entre otras medidas, intenta reducir al mínimo las importaciones, sin que importen los compromisos adquiridos con la Organización Mundial del Comercio o con los países del entorno.
A veces, claro, se llega a la caricatura. El equipo olímpico de Argentina tiene retenido en la aduana material importado por valor de 4 millones de dólares. Son las pértigas, las jabalinas, las canoas y los cronómetros con los que tienen que entrenar sus atletas de cara a Londres. Pero las directrices son claras: si importas por valor de 4 millones, debes exportar por el mismo dinero. «¿Y qué quieren que vendamos al extranjero?», se quejaba Juan Curuchet, presidente de la Comisión de deportistas olímpicos, «nosotros sólo podemos exportar imagen». Y ya, ni eso.
México: el «narco» participa en la campaña electoral
En la imagen principal de la noticia, los cadáveres de nueve personas, cinco hombres y cuatro mujeres, colgados del puente Luis Donaldo Colosio en la ciudad de Nuevo Laredo, estado de Tamaulipas. Poco después, en el interior de una furgoneta, se hallaron los cuerpos decapitados de otras 14 personas. Sus cabezas se encontraron frente a la Alcaldía, dentro de unas neveras.
Es un episodio más de la guerra entre los «Z» y el cártel del Golfo por el dominio de la ciudad, uno de los principales pasos de droga hacia Estados Unidos. Pero, también, forma parte de la «campaña electoral» del narcotráfico, que con estos actos de barbarie trata de conseguir que la sociedad desista del combate que viene librando contra la lacra el Gobierno de Calderón, del PAN. Prefieren que gane otro partido, el que sea.
Hay que salir más
Trae la revista «The Lancet» un interesante trabajo sobre la epidemia de miopía que se extiende por el mundo, con especial incidencia en Asia, donde el 90 por ciento de los jóvenes que acaban sus estudios la padecen. En Europa y Estados Unidos también crece el número de miopes, aunque en menor medida. Sin negar el origen genético, que no discuten, los autores del artículo creen que se debe a la falta de exposición a la luz solar. Por cierto, «The Lancet» es una revista científica, no de política internacional.
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