El antiguo nacionalista radical Tomislav Nicolic, recovertido en proeuropeo, encabeza los sondeos
El candidato a la presidencia de Serbia Tomislav Nikolic,
primero en los sondeos de los comicios de hoy, ha experimentado una
asombrosa transformación. De proclamar un nacionalismo exacerbado, ha
pasado a un discurso comedido, y con ello ha logrado que este fenómeno
sea un tema marginado y que incluso se haya dispersado en varios
partidos políticos.
Sin abandonar su retórica populista, este antiguo nacionalista reivindica ahora el ingreso del país balcánico en la Unión Europa, después de haber sido la mano derecha de Vojislav Seselj –juzgado por La Haya por crímenes de guerra- en el seno del Partido Radical (SRS).
“En los últimos 11 años, nos hemos comprometido con Bruselas en todos los aspectos. Si nos rechazaran, sería un duro golpe para nosotros, puesto que hemos cambiado nuestro sistema una y otra vez”, señala Nikolic, consciente de la importancia de un acercamiento a la institución europea para alcanzar el poder .
Apodado El sepulturero por haber sido responsable de un cementerio en Kragujevac, en el centro de Serbia, Nikolic se presentó a las elecciones en 2004 y 2008, pero fue derrotado en ambas ocasiones en la segunda vuelta por el actual presidente y de nuevo candidato, Boris Tadic, del Partido Democrático (DS).
Ahora, este “nacionalista proeuropeo" volverá a intentarlo bajo la bandera del Partido Progresista de Serbia (SNS). Casi siete millones de serbios están llamados a votar desde las siete de la mañana en elecciones presidenciales, parlamentarias y municipales. Según los sondeos, será necesario ir a la segunda vuelta, prevista para el 20 de mayo.
Con un físico imponente, cabello gris y un sonrisa casi forzada como en las pancartas de campaña, Nikolic encarna una de las más sorprendentes reconversiones en la esfera política serbia: “Un filósofo francés dijo que solo un idiota no cambia su opinión. Nadie me puede hacer regresar a mi antigua ideología. Resulta difícil decir cuál fue el error durante las guerras”.
Conocido por sus declaraciones impulsivas, llegó a declarar ante el Parlamento que Serbia estaría mejor si fuera una provincia rusa antes que adherirse a la UE. “Estoy comprometido con el rumbo de la UE”, precisa Nikolic, de 60 años.
Sin embargo, su línea infranqueable es la independencia proclamada en 2008 de Kosovo y que Serbia rechaza reconocer. “Con órdenes no se resuelve nada, tenemos que hallar una solución de común acuerdo. Si Kosovo es independiente será imposible acercarse a la UE”, subraya Nikolic, que admite que se debería discutir con las autoridades kosovares sobre el estatuto de este territorio.
Pero no se trata de la única transformación de un político serbio. El candidato del Partido Socialista de Serbia (SPS) y actual ministro del Interior, Ivica Dacic, ocupó el cargo de portavoz con Slobodan Milosevic.
En las calles de Belgrado, se observan carteles con la cara de Vojislav Seselj para atraer simpatizantes al Partido Radical -del que se escindió Nikolic para crear su actual partido, el Progresista de Serbia-, que encabeza su mujer Jadranka. “Nos negamos al ingreso a la UE por lo que está sucediendo en Grecia y por las débiles relaciones con Rusia”, explica Boris Aleksic, diputado del SRS.
Casi todas las pancartas en la capital serbia aparecen en caracteres cirílicos con excepción de un eslogan: “Son todos iguales”, del movimiento de extrema derecha Dveri, fundado en 2011 por Vladan Glisic.
Esta formación, que se prevé que supere el umbral del 5% de los votos para entrar en el Parlamento, pretende copar el espacio vacío dejado tras el giro europeo de Nikolic, ensalzando los típicos temas del nacionalismo serbio.
Glisic, de 42 años, rechaza que Serbia se convierta en una “colonia” de Bruselas, apoya un acercamiento con Rusia, reprocha las “injusticias” del Tribunal Penal por la ex Yugoslavia (TPIY) y considera que Kosovo es un “territorio ocupado”.
Un tercio de los jóvenes menores de 35 años se declara racista y nacionalista, según se desprende de un estudio realizado por el Centro por Elecciones Democráticas (CESID). “Es evidente que los movimientos extremistas y la violencia de los aficionados de fútbol tienen una base social asentada”, advierte Djordje Vukovic, analista del CESID.
Desde que comenzó la crisis, se han perdido más de 400.000 empleos, situando el paro en un 23,7%, del 14% en los comicios de 2008. El dinar –moneda local- se ha depreciado un 30%, la deuda ha aumentado un 16%, mientras que el salario medio ronda los 360 euros.
Sin abandonar su retórica populista, este antiguo nacionalista reivindica ahora el ingreso del país balcánico en la Unión Europa, después de haber sido la mano derecha de Vojislav Seselj –juzgado por La Haya por crímenes de guerra- en el seno del Partido Radical (SRS).
“En los últimos 11 años, nos hemos comprometido con Bruselas en todos los aspectos. Si nos rechazaran, sería un duro golpe para nosotros, puesto que hemos cambiado nuestro sistema una y otra vez”, señala Nikolic, consciente de la importancia de un acercamiento a la institución europea para alcanzar el poder .
Apodado El sepulturero por haber sido responsable de un cementerio en Kragujevac, en el centro de Serbia, Nikolic se presentó a las elecciones en 2004 y 2008, pero fue derrotado en ambas ocasiones en la segunda vuelta por el actual presidente y de nuevo candidato, Boris Tadic, del Partido Democrático (DS).
Ahora, este “nacionalista proeuropeo" volverá a intentarlo bajo la bandera del Partido Progresista de Serbia (SNS). Casi siete millones de serbios están llamados a votar desde las siete de la mañana en elecciones presidenciales, parlamentarias y municipales. Según los sondeos, será necesario ir a la segunda vuelta, prevista para el 20 de mayo.
Con un físico imponente, cabello gris y un sonrisa casi forzada como en las pancartas de campaña, Nikolic encarna una de las más sorprendentes reconversiones en la esfera política serbia: “Un filósofo francés dijo que solo un idiota no cambia su opinión. Nadie me puede hacer regresar a mi antigua ideología. Resulta difícil decir cuál fue el error durante las guerras”.
Conocido por sus declaraciones impulsivas, llegó a declarar ante el Parlamento que Serbia estaría mejor si fuera una provincia rusa antes que adherirse a la UE. “Estoy comprometido con el rumbo de la UE”, precisa Nikolic, de 60 años.
Sin embargo, su línea infranqueable es la independencia proclamada en 2008 de Kosovo y que Serbia rechaza reconocer. “Con órdenes no se resuelve nada, tenemos que hallar una solución de común acuerdo. Si Kosovo es independiente será imposible acercarse a la UE”, subraya Nikolic, que admite que se debería discutir con las autoridades kosovares sobre el estatuto de este territorio.
Pero no se trata de la única transformación de un político serbio. El candidato del Partido Socialista de Serbia (SPS) y actual ministro del Interior, Ivica Dacic, ocupó el cargo de portavoz con Slobodan Milosevic.
En las calles de Belgrado, se observan carteles con la cara de Vojislav Seselj para atraer simpatizantes al Partido Radical -del que se escindió Nikolic para crear su actual partido, el Progresista de Serbia-, que encabeza su mujer Jadranka. “Nos negamos al ingreso a la UE por lo que está sucediendo en Grecia y por las débiles relaciones con Rusia”, explica Boris Aleksic, diputado del SRS.
Casi todas las pancartas en la capital serbia aparecen en caracteres cirílicos con excepción de un eslogan: “Son todos iguales”, del movimiento de extrema derecha Dveri, fundado en 2011 por Vladan Glisic.
Esta formación, que se prevé que supere el umbral del 5% de los votos para entrar en el Parlamento, pretende copar el espacio vacío dejado tras el giro europeo de Nikolic, ensalzando los típicos temas del nacionalismo serbio.
Glisic, de 42 años, rechaza que Serbia se convierta en una “colonia” de Bruselas, apoya un acercamiento con Rusia, reprocha las “injusticias” del Tribunal Penal por la ex Yugoslavia (TPIY) y considera que Kosovo es un “territorio ocupado”.
Dveri, que surge de los ultras de los principales clubes de fútbol,
defiende también una visión tradicional de la sociedad.
Un tercio de los jóvenes menores de 35 años se declara racista y nacionalista, según se desprende de un estudio realizado por el Centro por Elecciones Democráticas (CESID). “Es evidente que los movimientos extremistas y la violencia de los aficionados de fútbol tienen una base social asentada”, advierte Djordje Vukovic, analista del CESID.
Desde que comenzó la crisis, se han perdido más de 400.000 empleos, situando el paro en un 23,7%, del 14% en los comicios de 2008. El dinar –moneda local- se ha depreciado un 30%, la deuda ha aumentado un 16%, mientras que el salario medio ronda los 360 euros.
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