El Atleti desnuda al Valencia
El Atlético de Madrid, ni corzo ni perezoso, desnudó al Valencia al
lado del Manzanares, donde pasó mucho frío. A los colchoneros no les
bastó con quitarle la camiseta a los de Emery, algo que hizo Juanito con
Zigic hace dos años, y se cebó con el invasor. Los del Cholo se
quedaron hasta con los pantalones de su rival, pero todo pudo ser peor
para el Valencia si Ricardo Costa no hubiese puesto el definitivo 4-2 en
el último suspiro que le da cierta esperanza pensando en Mestalla.
El Atleti encontró la felicidad en el momento justo. El conjunto
rojiblanco le dio un buen meneo al Valencia y hasta Neptuno botó en su
fuente escuchando lo que estaba pasando en el Calderón. Los del Cholo le
metieron cuatro al Valencia que bien pudieron ser más y señalaron
Bucarest en el mapa, pero sí es verdad que el tanto de Ricardo Costa
emborronó el escrito rojiblanco, el mejor de la temporada.
Los locales superaron a su rival en casi todos los aspectos, en
intensidad y en fútbol, donde brillaron los cuatro fantásticos que
marcan la diferencia. La mitad de los goles los hizo Falcao, un salvaje.
Adrián voló para hacer el 3-1, Diego dirigió la orquesta y las pelotas
de Arda Turan ahogaron a un Valencia necio en el centro del campo, donde
quedó retratado un Topal que cada día está más perdido. Es una de las
preguntas sin resolver del equipo de Emery.
El Valencia, a pesar de todo, sobrevivió al asalto. Marcó en dos
saques de esquina y se mantiene con vida en la eliminatoria buscando
arroparse en casa.
Los de Emery aprovecharon un córner para empatar un partido en el que
ya Falcao había dejado su huella con la ayuda de Turan y su resistencia
a no hacer lo que se propone. Prolongó Rami en el primer palo y Jonas,
en boca de gol, igualó antes del descanso. Todo fue una alucinación.
Miranda puso el 2-1 justo tras el paso por vestuarios y los maravillosos
goles de Adrián y Falcao fueron quitando la ropa del Valencia hasta
sentirse avergonzado.
Soldado se marchó del Manzanares haciéndose muchas preguntas. No pasó
lo mismo con Falcao. A él sí le ayudaron sus compañeros, aunque firmó
el 4-1 sin necesitar aliados. Llegó al área y soltó un zurdazo que tocó
en el larguero y entró por la escuadra. Fue como un orgasmo en el
Calderón y en la familia atlética, que ya estaba pensando en Bucarest,
pero el Atleti es el Atleti. El Valencia, al que le pudieron hacer dos o
tres más, recogió una bufanda en el último suspiro para hacer el
definitivo 4-2 y pensar que todo es posible aunque te quiten la ropa en
un mal viaje.
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