El adjudicatario deberá retirar todas las piezas antes de verano y colocarlas antes de otoño
Los diputados pisan en blando. El Congreso dispone de 9.947 metros
cuadrados de alfombras de uso ordinario para cuyo mantenimiento y
limpieza ha sacado un concurso por 778.800 euros
(IVA incluido). Claro que además de las alfombras, el adjudicatario
habrá de hacerse cargo de los 15 reposteros, 16 tapices, tres cordobanes
y un baldaquino.
Además, tendrá que retirar las alfombras antes del
inicio del verano y volver a colocarlas en otoño “en los momentos en que
menos se interfiera la actividad habitual de la Cámara”, según consta
en el pliego de condiciones de contratación. Finalmente, la adjudicación
ha recaído en la Real Fábrica de Tapices que se encargará de todo por
algo más de 460.000 euros porque los dos últimos años de vigencia del
contrato, los que lo hacen ascender hasta los más de 778.000 son
prorrogables y no entraban en la licitación.
Así, el Congreso se garantiza que durante, al menos, los próximos
cuatros años, las alfombras estarán limpias y sin ácaros, ya que ese es
otro de los requisitos del contrato.
El pliego determina que, aunque la superficie alfombrada es mayor, la
limpieza se ha de desarrollar sobre 5.300 metros cuadrados de limpieza.
El coste de esta lo determina la propia empresa pero el pliego sí marca
que en la retirada, colocación y unión de las alfombras, el
adjudicatario deberá invertir 1.700 horas al año, es decir, unos 20
minutos por metros cuadrado alfombrado.
También sobre esos 5.300 metros
cuadrados se habrá de hacer el tratamiento contra los ácaros. “Una vez
recogidas las alfombras, los tapices, resposteros y el baldaquino, se
someterán a una limpieza, consistente en un desempolvado profundo y
lavado. Las alfombras se someterán a un tratamiento antiácaros”, señala
el pliego que también indica que, en el caso de que sea necesario
unirlas, esta tarea se realizará “mediante costura insivible”.
El
contrato incluye también la restauración de las piezas que lo precisen,
así como de sus “sistemas de suspensión”.
Pese a la crisis y los precipicios, los diputados seguirán pisando en blando.
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