LA AFICIÓN ROJIBLANCA, HERMANADA CON LA ROMA
Simeone, en el Reyno de Navarra.
Mañana, jueves, el Atlético de Madrid vuelve a tomarle el pulso a la Europa League, torneo que se adjudicó hace menos de dos años, visitando en la ida de dieciseisavos al SS Lazio. Y aparte de lo que depare el enfrentamiento deportivo, destaca que la hinchada radical del club rojiblanco y la del equipo romano mantienen una rivalidad curiosa. Se puede decir que son enemigos, debido a que los atléticos mantienen lazos cercanos con los tifosi de la Roma, archirrival del Lazio. Además, los radicales del conjunto lacial están a su vez hermanados con los Ultras Sur del Real Madrid, lo que explica aún más esta realidad.
Por ello, el puñado de aficionados colchoneros que se desplazará a la capital italiana para presenciar el encuentro se encontrará protegido con importantes medidas de seguridad, en un partido considerado de alto riesgo. El grupo de seguidores más ruidosos del Lazio pasa por ser también uno de los más violentos del calcio. Por esto, toda prevención es poca de cara al partido de mañana, ya que la Policía italiana no se fía de que los tifosi de la Roma no se alíen con los ultras rojiblancos en busca de enfrentamientos callejeros a lo largo del jueves.
Precisamente, el equipo más seguido de la Ciudad Eterna es la Roma, pero el Lazio siempre ha estado ligado a las clases más pudientes de la región que alberga la capital y que a su vez da nombre al equipo celeste. Este paralelismo con el derbi madrileño es el que, se intuye, propició que los atléticos sintonizasen en su día con los romanistas, porque en cuanto a ideologías políticas los tres grupos ultras son similares: de extrema derecha.
Pero el dato más anecdótico de la rivalidad Lazio-Atlético es que ambas hinchadas están unidas por su veneración a Diego Simeone. Después del conjunto rojiblanco, el equipo que más tiempo disfrutó del juego del exjugador y actual técnico colchonero fue el Lazio, donde militó cuatro temporadas (1999-2003), ganando también Liga y Copa, además de Supercopa de Italia y Supercopa de Europa. Este detalle es de lo poco que puede calmar los ánimos entre los más violentos de ambos bandos.
Por otro lado, la expedición atlética, formada por directivos, cuerpo técnico y jugadores, viajó ayer martes a Roma, adelantando un día su viaje, para asistir hoy miércoles a la audiencia general del Papa Benedicto XVI en el Vaticano. Posteriormente, el conjunto madrileño se entrenará por la tarde en el estadio Olímpico de Roma para ultimar su preparación para el partido del día siguiente.
El Atlético ya ha asistido a dos audiencias generales en el Vaticano, la última el 19 de noviembre de 2003, con motivo del centenario de la entidad madrileña y en la que la representación rojiblanca, encabeza por Enrique Cerezo, su presidente, le entregó al Papa Juan Pablo II un lingote de plata con los escudos de la historia del club y una maqueta en bronce del Vicente Calderón.
La anterior data del 30 de abril de 1997, en una audiencia general celebrada en la plaza de San Pedro, en la que Jesús Gil y Gil, entonces presidente del Atlético, obsequió a Juan Pablo II con reproducciones de los trofeos de Liga y Copa del Rey del 'doblete' conquistado por el equipo madrileño en la temporada 1995-96. En aquella expedición estaba aún Simeone, semanas antes de incorporarse al Inter de Milán, club donde jugó dos años antes de fichar por el Lazio.
Por ello, el puñado de aficionados colchoneros que se desplazará a la capital italiana para presenciar el encuentro se encontrará protegido con importantes medidas de seguridad, en un partido considerado de alto riesgo. El grupo de seguidores más ruidosos del Lazio pasa por ser también uno de los más violentos del calcio. Por esto, toda prevención es poca de cara al partido de mañana, ya que la Policía italiana no se fía de que los tifosi de la Roma no se alíen con los ultras rojiblancos en busca de enfrentamientos callejeros a lo largo del jueves.
Precisamente, el equipo más seguido de la Ciudad Eterna es la Roma, pero el Lazio siempre ha estado ligado a las clases más pudientes de la región que alberga la capital y que a su vez da nombre al equipo celeste. Este paralelismo con el derbi madrileño es el que, se intuye, propició que los atléticos sintonizasen en su día con los romanistas, porque en cuanto a ideologías políticas los tres grupos ultras son similares: de extrema derecha.
Pero el dato más anecdótico de la rivalidad Lazio-Atlético es que ambas hinchadas están unidas por su veneración a Diego Simeone. Después del conjunto rojiblanco, el equipo que más tiempo disfrutó del juego del exjugador y actual técnico colchonero fue el Lazio, donde militó cuatro temporadas (1999-2003), ganando también Liga y Copa, además de Supercopa de Italia y Supercopa de Europa. Este detalle es de lo poco que puede calmar los ánimos entre los más violentos de ambos bandos.
Tercera visita al Papa en 15 años
Por otro lado, la expedición atlética, formada por directivos, cuerpo técnico y jugadores, viajó ayer martes a Roma, adelantando un día su viaje, para asistir hoy miércoles a la audiencia general del Papa Benedicto XVI en el Vaticano. Posteriormente, el conjunto madrileño se entrenará por la tarde en el estadio Olímpico de Roma para ultimar su preparación para el partido del día siguiente.
El Atlético ya ha asistido a dos audiencias generales en el Vaticano, la última el 19 de noviembre de 2003, con motivo del centenario de la entidad madrileña y en la que la representación rojiblanca, encabeza por Enrique Cerezo, su presidente, le entregó al Papa Juan Pablo II un lingote de plata con los escudos de la historia del club y una maqueta en bronce del Vicente Calderón.
La anterior data del 30 de abril de 1997, en una audiencia general celebrada en la plaza de San Pedro, en la que Jesús Gil y Gil, entonces presidente del Atlético, obsequió a Juan Pablo II con reproducciones de los trofeos de Liga y Copa del Rey del 'doblete' conquistado por el equipo madrileño en la temporada 1995-96. En aquella expedición estaba aún Simeone, semanas antes de incorporarse al Inter de Milán, club donde jugó dos años antes de fichar por el Lazio.
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