La OMS afirma que los menores quedan fuera de los avances en la lucha contra la enfermedad
La vacuna contra la tuberculosis no es efectiva contra variaciones más graves y resistentes de la enfermedad, señala un experta de la OMS
Unos 200 niños mueren cada día por culpa de la tuberculosis. Aunque el impacto de esta enfermedad infecto-contagiosa ha descendido en los últimos años (hasta un 40% menos desde 1990, según la Organización Mundial de la Salud), los menores no se han beneficiado igual de los avances. Con frecuencia son infradiagnosticados, y mal tratados, indica la organización con motivo del informe que ha publicado por el día mundial contra la enfermedad que se conmemora el 24 de marzo.
Parece más una cuestión de prioridad que de dinero. Lucica Ditiu, director ejecutivo del programa Stop TB de la OMS, afirma que “cuesta menos de tres céntimos de dólar [menos aún en euros] dar terapia a un niño para que no enferme, y 50 céntimos dar tratamiento para curarlo. Es inadmisible que un solo niño muera de tuberculosis”.
El problema está en que la tuberculosis es una enfermedad de pobres. Cuando se diagnostica en un miembro de la familia, no se hacen pruebas al resto. Y, además, es difícil de identificar. “La mayoría de los países todavía determina la infección con el mismo método que hace 130 años”, señala la OMS: viendo el bacilo con un microscopio en una muestra de esputo. Y este sistema es complicado de llevar a cabo en muchas zonas del mundo.
La enfermedad es una de las grandes amenazas sanitarias del planeta, pero no solo del más pobre.
La Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC) recuerda que un tercio de la población mundial está infectada por el Mycobacterium tuberculosis, y que entre el 5% y el 10% desarrollarán la enfermedad a lo largo de su vida. Según el informe anual de la OMS, Global Tuberculosis Control 2011, se calcula que “durante el año 2010 en todo el mundo se registraron 8,8 millones de nuevos casos de la enfermedad y 1,4 millones de muertes directamente relacionadas con la misma”.
En España, aunque el número de casos ha disminuido en los últimos años, la tasa de incidencia es de 15-20 casos por cada 100.000 habitantes, dependiendo de la comunidad autónoma.
El descenso es general en toda Europa, indica el Centro Europeo de Control de Enfermedades (ECDC).
Pero han aparecido nuevas amenazas: las bacterias múltiples o extremadamente resistentes (MDR o XDR, por sus siglas en inglés). Los casos totales han bajado en un año casi el 3%, hasta los 309.648 en 2010. Con ello el continente encadena cinco años seguidos de descensos. Sin embargo, de ellos, el 13,2% son de las cepas consideradas extremadamente resistentes (en 2009 lo fueron el 8,2%).
Esto quiere decir que no responden a la mayoría de los tratamientos. Y estos no son sencillos, ya que suponen meses de medicación. Por eso los afectados los abandonan y se produce el aparente contrasentido de que Europa, donde conseguir medicación es relativamente fácil, tenga las mayores tasas de bacterias resistentes del mundo, según ha dicho la directora de la OMS para Europa, Zsuzsanna Jakab.
Pero este año mundial contra la tuberculosis también llega con novedades, al menos a medio plazo. Una de ellas es la posibilidad de conseguir una vacuna contra la bacteria. En ello trabaja Aeras, organización científica no lucrativa, que acaba de recibir una aportación de 220 millones de dólares (unos 170 millones de euros) de la Fundación Bill y Melinda Gates para su desarrollo en los próximos cinco años.
Una cifra importante, pero que es aproximadamente la mitad de lo que la organización cree que necesitará. Otros abordajes son mejorar los tratamientos, sobre todo ante las cepas más resistentes. En esta línea trabaja -todavía en fase II, es decir, con pocos voluntarios- la TB Alliance. La tercera pata de este abordaje es simplificar los diagnósticos.
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