HISTORIA DE UN GESTO ANONIMO DE SPINETTA
Agradecido. El aplauso ante la ambulancia con los restos de Spinetta.
Comienzos de 2003. “Flores de septiembre”, película sobre alumnos desaparecidos del Carlos Pellegrini, victoria de la voluntad y la memoria por sobre la falta de recursos y el desdén, había sido seleccionada para el BAFICI. En realidad, la victoria era, en aquel momento, parcial: los directores del documental -Roberto Testa, Pablo Osores, Nicolás Wainszelbaum- no tenían, aún, la música. Problema mayor, a días del inicio del más importante festival de cine de Buenos Aires.
Hasta que Rafael Arcaute, ex alumno de ese colegio y por entonces productor de Spinetta, probó con el antídoto contra todos los males de este mundo: le acercó al autor de “Artaud” un VHS con la copia de aquel filme inacabado.
Al día siguiente, en un bar de Santa Fe y Coronel Díaz, Arcaute -que aquel verano trabajaba en la producción del disco “Para los árboles”- se sentó frente al más spinettiano de los directores de la película, Testa, y lo estremeció con la sorpresa. En una notebook, le hizo escuchar “Crisantemo”, bella, melancólica, dolorosa canción que Spinetta había compuesto, apenas en un día, sin la menor pretensión económica, para “Flores...”.
“Mi perplejidad fue doble -recordó ayer Testa-. Por un lado, la tremenda emoción de encontrarme con un tema de un artista sagrado para nuestra película pequeña, en la que se lo mencionaba como ídolo de uno de los estudiantes desaparecidos. Por otro, la certeza de que Spinetta había creado “Crisantemo” mirando agudamente “Flores...”. No tuvimos que cambiar nada en el montaje, todo encajaba en perfecta sincronía”.
La generosidad de Spinetta, sobre todo con los que lo convocaban desde los márgenes, siempre fue un territorio vasto. Vasto y sincero, anónimo, salvo cuando la publicidad fue necesaria para causas nobles. Por ejemplo, para luchar contra la inseguridad que más muertos provoca y que nada tiene que ver con los marginados del sistema: la vial.
Pero volvamos a “Crisantemo”, flor que en varias culturas representa la vida y, sobre todo, la muerte. Spinetta la grabó, finalmente, en el EP “Camalotus”. Y la cantó, en 2005, en el Salón Blanco de la Casa Rosada. Antes, aclaró que estaba dedicada a los desaparecidos del Pellegrini. Después entonó: “Crisantemo, que se abrió/encuentra el camino hacia el cielo”. Lo mismo que cabe desearle a él, ahora que está en todos lados.
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