En la Villa Olímpica de Stratford todo
está a punto. La gran parte de las obras de remodelación extendidas por
toda a ciudad ya están terminadas. El reloj de Trafalgar Square marca
los 111 días que separan a Londres de convertirse en el epicentro mundial.
A
medida que millones de personas sortean todo tipo de obstáculos (el
precio de los hoteles y vuelos se ha disparado) para vivir en mi primera
persona la gran cita, los ingleses sólo piensan en la huída.
Alrededor
de un tercio de los británicos que ha reservado sus vacaciones en el extranjero ha hecho coincidir sus fechas con los Juegos Olímpicos para escapar del caos y las aglomeraciones que
se apoderarán de la ciudad, según revela un estudio de Travelex.
Unos
cuatro millones de británicos abandonarán el país del 27 al 30 de julio
para evadirse de la celebración inaugural y las primeras competiciones.
Europa se perfila como destino mayoritario y en concreto, España será el
principal refugio para muchos de ellos.
Ése
será el destino de Paul Pickersgill, británico con residencia en
Bristol que duda entre Alicante o Valencia para escapar de las
Olimpiadas. “No me gusta el deporte y no quiero soportar una ciudad repleta de gente,
donde dar un solo paso en el metro se convierta en un reto”.
Pickersgill trabaja para una compañía publicitaria en Soho, un céntrico
barrio de Londres. A diario toma una de las líneas más utilizadas del
suburbano hasta la estación de Paddington desde donde parte su tren
hacia Bristol.
Respecto
al lugar de origen, Londres, Windsor y Weymouth son las ciudades donde
se espera un mayor “éxodo”, mientras que en el norte de Irlanda y Gales
la población seguirá con su vida habitual.
En busca de tranquilidad
En concreto, 1.3 millones de londinenses,
que tienen su residencia habitual en los puntos clave donde se espera
que lleguen medio millón de turistas, harán las maletas a finales de
julio. Incluso, 170.000 familias sacarán a sus hijos de las aulas antes
de la clausura del curso escolar para iniciar la huída antes de que la
ciudad se vuelva olímpica.
Graham
Johnston reside en Maidenhead, una pequeña ciudad en el condado de
Windsor. A diario se desplaza hasta Canary Wharf, el distrito
empresarial de Londres, donde se halla su oficina. Normalmente el
trayecto le lleva una hora y media. “Con las Olímpiadas será mejor no
contar cuánto se tarda.
Mi oficina está muy cerca del Estadio Olímpico
y mis compañeros ya se están preguntado si podrán llegar al trabajo”.
Johnston pondrá rumbo a España un día después de que comience el gran
evento deportivo. “Desde Málaga los Juegos Olímpico se ven mejor”.
Aunque
las playas españolas acogerán a gran parte de estos “ingleses
exiliados”, hay otros que prefieren distanciarse más de todo aquello que
tenga que ver con la cita olímpica “Hemos visto un incremento de
reservas durantes los meses en que se celebrarán los Juegos Olímpicos. Tenemos clientes que quieren irse lo más lejos posible planteándose destinos como Tailandia o Vietnam”, afirma Bridget Keevil, agente de viajes de Travel Stop.
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