- El número ocho del mundo derrota al vigente campeón por 7-6 y 6-3
- 'Nole' sale despedido con silbidos de la pista central de Madrid
Djokovic tuvo muchas dificultades para devolver los tiros de Tipsarevic
El Masters 1000 de Madrid se queda sin el segundo de los finalistas de 2011 que aún quedaba vivo. El serbio Janko Tipsarevic eliminó en cuartos a su compatriota Novak Djokovic, vigente campeón y número uno del mundo (7-6 y 6-3). Compatriotas y amigos, como pasó con Verdasco y Nadal la jornada anterior.
Resbalones, gestos de rabia y miraditas a la tierra azul. Djokovic se había sumado la víspera a las protestas de Nadal
sobre la pista y su compañero de dobles le ayudó a darle la razón con
una estrategia defensiva que le dio un fruto sabrosísimo. En el
calentamiento bromeó con un resbalón, imitando a un patinador sobre
hielo, y en el partido se quejó de su tobillo; ya sin bromas.
'Nole' perderá puntos y contribuirá a que la brecha en el ránking con Nadal no sea demasiado mayor. Pero perdió puntos también para el público madrileño, que le despidió con silbidos.
Quizá le reprochaba, más que su apatía final, las quejas de los días
anteriores; quizá eran también silbidos para Nadal. El torneo tendrá que
esperar otro año a que un campeón revalide su trono.
Aplausos
para Tipsarevic, que sumó su segunda victoria en seis encuentros frente
al belgradense. Se lució frente a una grada en cuya primera fila había
una importante representación madridista con Xabi Alonso, Álvaro Arbeloa y José Callejón (fútbol), más Sergio Llull del Madrid de baloncesto.
La estrategia de Tipsarevic
Tipsarevic debió tomar buena nota del partido entre Nadal y Verdasco -así como de la rueda de prensa posterior- para plantear su estrategia frente a su amigo Djokovic.
Lo primero, que en la pista no hay amigos. Lo han demostrado Verdasco y
'Tipsa' mojando la oreja de los dos mejores tenistas del mundo en este
momento. Los dos máximos rivales se han venido quejando de la pista,
dando detalles de sus propios problemas.
Pues eso trató de
aprovechar Tipsarevic con éxito en el primer set. Aguantó el inicio de
partido de su rival, salvando cuatro pelotas de rotura, hasta que se
encontró a gusto con su servicio y lo mantuvo con mucha autoridad a partir del 3-3.
Buscaba
poco 'rally', puntos ganados por la vía rápida y, si era con saque
directo, mejor que mejor: tres en todo el set. Trataba de no dejar que
el mejor revés del mundo se impusiera y castigaba su cadera buscando el contrapié, como bien le indicó Nadal en rueda de prensa.
Al
resto, poco o nada le importaba. Si sonaba la flauta, bien; si no, al
'tie break' que fue lo que finalmente pasó. De hecho, no le importó
demasiado comerse dos derechas fáciles en un servicio de Djokoego; no
entraba en el guión romperle.
Y en el juego de desempate se encontró con una doble falta de regalo nada más empezar, que le puso el set cuesta abajo y viento en popa, mientras Djokovic se desesperaba.
El regalo de Djokovic
¿Por
qué cambiar lo que funciona? Tipsarevic fue un fiel seguidor de esa
premisa en el segundo set. Y la espera le dio sus frutos, porque en el
sexto juego se encontró con el regalo de su amigo.
Djokovic acusó la desconcentración y devolvió bolas erráticas que propiciaron los primeros puntos de rotura para 'Tipsa'.
Con una que salió fuera se consumó la debacle. Al siguiente juego, con
su saque, Tipsarevic siguió solidísimo, con lo que se ponía 5-2, y a
esperar.
Un 'Nole' totalmente fuera de sí le regaló nada menos que tres puntos de partido al resto, justo cuando se empezaron a oír los primeros silbidos del respetable, que no respetaba el bajón del serbio. Reaccionó con tres 'aces' para igualar y culminó la remontada en el juego con rabia.
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