El incendio cobró virulencia al afectar a un almacén lleno de palés
La planta de Fontestad manufactura 110.000 toneladas de cítricos
El almacén que posee en Museros la firma Fontestad, empresa de origen
familiar que constituye uno de los distribuidores citrícolas más
importantes de España y de toda Europa con un volumen de producción de
110.000 toneladas al año, ardió este jueves.
Un incendio declarado alrededor de las 11.45 carbonizó en gran parte la mayor de las sedes logísticas de Fontestad (tiene otras dos en Madrid y en Perpiñán), un almacén de 45.000 metros cuadrados inaugurado en 2002, que costó 21 millones de euros y está considerado el más grande del sector. El suceso obligó a desalojar a 250 trabajadores del almacén.
No hubo que lamentar víctimas graves, aunque los equipos sanitarios tuvieron que tratar a siete personas (tres mujeres y cuatro hombres) por intoxicaciones y quemaduras leves.
El origen de las llamas se desconoce, aunque el alcalde Museros, José María Aznar, explicó que ardía un palé de madera y para separarlo lo acercaron a una pared, que ardió porque era de fibra. El fuego cogió intensidad con mucha rapidez, al parecer al prender otros palés de madera. Poco después, una densa columna de humo negro se hizo visible a decenas de kilómetros de distancia. Desde el centro de Valencia, a más de 10 kilómetros en línea recta, se percibía sin problemas el origen de la enorme nube negra.
Tras detectarse el fuego en la nave, situada en el kilómetro 9 de la CV32, se desplazaron hasta el lugar 10 vehículos de diferentes parques, según el Consorcio Provincial de Bomberos.
Por suerte, y pese a la intensidad del incendio, el fuego quedó aislado en la nave de Fontestad, sin propagarse a otras empresas colindantes. También se salvaron los edificios de oficinas y laboratorios. Según explicó el Consorcio, la zona del almacén era de “difícil acceso” para hacer uso del agua, debido a las enormes pantallas aislantes de la nave. Al poco tiempo, parte del techo se derrumbó.
Las tareas de extinción se convirtieron en complicadas, dadas las dimensiones de la nave, con una superficie mayor a la de cuatro campos de fútbol. Aún así, los bomberos priorizaron la extracción de los productos químicos peligrosos. Su principal objetivo, según el Consorcio, fue evitar que el fuego afectara a la zona de maquinaria, logrando extraer los componentes de mayor peligrosidad.
En la noche del jueves las naves estaban prácticamente arrasadas. El viernes por la mañana, se incorporaron a las tareas de extinción otros dos vehículos, la bomba nodriza con brazo extensible del parque de bomberos de Sagunto y una bomba urbana pesada de Pobla de Farnals.
La nave, inaugurada el 29 de noviembre de 2002 por el entonces ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, el expresidente valenciano Eduardo Zaplana, estaba dotada con unas cámaras frigoríficas de 11.000 metros cuadrados, para guardar 40 toneladas, y contaba con una capacidad de almacenamiento de otras 240 toneladas. Fontestad distribuye, sobre todo a España, Francia y Suiza, 110.000 toneladas al año de cítricos, casi la mitad de ellos “de producción propia”, según su web.
Hasta el incendio se desplazaron este jueves el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, y la consejera de Agricultura, Pesca y Alimentación, Maritina Hernández. Fabra resaltó el compromiso de esta compañía con las personas, con el sector y con el municipio, y elogió a “una familia luchadora, que de un puesto de venta de naranjas ha sabido hacer una gran empresa internacional”.
El alcalde de Museros, José María Aznar se trasladó hasta el almacén al poco de conocerse el incendio. Y recordó que la mayoría de los trabajadores son de Museros o de municipios como La Pobla o Massamagrell. También explicó que el hecho de que el sector esté al final de la campaña hace que hubiera menos trabajadores de lo habitual en temporada alta, los meses de noviembre, diciembre o enero. Las naves y los campos de Fontestad dan trabajo a 2.500 personas.
El mundo agrícola también lamentó la desgracia. “Es un duro golpe para todo el sector”, aseguró Genaro Aviñó, director de la Asociación Valenciana de Agricultores, “Vicente Fontestad es un empresario de raza, serio, que siempre ha cumplido con sus compromisos y estamos seguros de que conseguirá rehacerse y ese es nuestro mayor deseo: que esto solo sea un mal sueño”.
“Es una noticia triste”, lamentó por su parte Ramón Mampel, secretario general de la Unió de Llauradors, “para Fontestad es una tragedia, pero también para los productores, sobre todo para el sector citrícola después de las heladas de febrero en varias comarcas valencianas. Por eso nos solidarizamos y mostramos nuestra preocupación por los dueños y los trabajadores”.
No es fácil hacer clasificaciones, pero fuentes del sector citrícola
apuntaban este jueves que Fontestad, cuya gran factoría ardió en
Museros, se situaba hasta ahora entre los cinco o seis primeros
exportadores de valencianos de cítricos, lo que equivale a decir
españoles. Según sus propios datos, Fontestad maneja 110.000 toneladas
de cítricos al año y sus ventas en 2010, el último ejercicio que consta
en el Registro Mercantil, alcanzaron los 82,8 millones de euros.
La nave de Museros, inaugurada en 2002, que supuso una inversión cercana a los 21 millones de euros financiada en parte con fondos europeos, estaba considerada en el mundo citrícola como modélica por su grado de tecnificación, incluidos materiales ignífugos que no evitaron el desastre.
Fontestad lleva mucho tiempo asentado en mercados como el francés y el portugués, y es uno de los principales suministradores de las primeras plazas españolas, como Madrid —adonde en esta época se desplazan diariamente unos cinco camiones tráilers cargados con 100 toneladas de cítricos—, Barcelona, Zaragoza y otras.
El siniestro ha llegado en un muy mal momento para la empresa debido a su alto nivel de actividad. Fontestad es conocida por ser una de las naranjeras que más alarga las campañas, comercializando las variedades autóctonas tardías y recurriendo después, ya avanzado el verano, a la compra de fruta de países como Sudáfrica y Uruguay para su tratamiento y posterior venta, buena parte de la cual se realiza en Francia.
Su dueño, Vicente Fontestad, se hizo cargo en exclusiva de la empresa tras comprarle a su hermana su parte hace siete años. Su padre y fundador, llamado también Vicente Fontestad, empezó “desde abajo”, con un puesto de frutas, indicaron fuentes del sector, en los años cincuenta. El nombre que aún se mantiene para la comercialización de la fruta en España es Tio Vicent.
Las fuentes consultadas consideraban difícil la sustitución de las instalaciones destruidas debido a sus características. Aunque dada la coyuntura de crisis actual, agregaban, hay almacenes disponibles.
En el arranque del siglo XXI, la producción y comercialización de cítricos sigue siendo una pieza clave para la economía valenciana, especialmente después del hundimiento del sector inmobiliario. El año pasado, la exportación de cítricos ascendió a 1.902,6 millones de euros, lo que representó un 9,5% de todas las ventas al exterior.
Un incendio declarado alrededor de las 11.45 carbonizó en gran parte la mayor de las sedes logísticas de Fontestad (tiene otras dos en Madrid y en Perpiñán), un almacén de 45.000 metros cuadrados inaugurado en 2002, que costó 21 millones de euros y está considerado el más grande del sector. El suceso obligó a desalojar a 250 trabajadores del almacén.
No hubo que lamentar víctimas graves, aunque los equipos sanitarios tuvieron que tratar a siete personas (tres mujeres y cuatro hombres) por intoxicaciones y quemaduras leves.
El origen de las llamas se desconoce, aunque el alcalde Museros, José María Aznar, explicó que ardía un palé de madera y para separarlo lo acercaron a una pared, que ardió porque era de fibra. El fuego cogió intensidad con mucha rapidez, al parecer al prender otros palés de madera. Poco después, una densa columna de humo negro se hizo visible a decenas de kilómetros de distancia. Desde el centro de Valencia, a más de 10 kilómetros en línea recta, se percibía sin problemas el origen de la enorme nube negra.
Tras detectarse el fuego en la nave, situada en el kilómetro 9 de la CV32, se desplazaron hasta el lugar 10 vehículos de diferentes parques, según el Consorcio Provincial de Bomberos.
Por suerte, y pese a la intensidad del incendio, el fuego quedó aislado en la nave de Fontestad, sin propagarse a otras empresas colindantes. También se salvaron los edificios de oficinas y laboratorios. Según explicó el Consorcio, la zona del almacén era de “difícil acceso” para hacer uso del agua, debido a las enormes pantallas aislantes de la nave. Al poco tiempo, parte del techo se derrumbó.
Las tareas de extinción se convirtieron en complicadas, dadas las dimensiones de la nave, con una superficie mayor a la de cuatro campos de fútbol. Aún así, los bomberos priorizaron la extracción de los productos químicos peligrosos. Su principal objetivo, según el Consorcio, fue evitar que el fuego afectara a la zona de maquinaria, logrando extraer los componentes de mayor peligrosidad.
En la noche del jueves las naves estaban prácticamente arrasadas. El viernes por la mañana, se incorporaron a las tareas de extinción otros dos vehículos, la bomba nodriza con brazo extensible del parque de bomberos de Sagunto y una bomba urbana pesada de Pobla de Farnals.
La nave, inaugurada el 29 de noviembre de 2002 por el entonces ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, el expresidente valenciano Eduardo Zaplana, estaba dotada con unas cámaras frigoríficas de 11.000 metros cuadrados, para guardar 40 toneladas, y contaba con una capacidad de almacenamiento de otras 240 toneladas. Fontestad distribuye, sobre todo a España, Francia y Suiza, 110.000 toneladas al año de cítricos, casi la mitad de ellos “de producción propia”, según su web.
Hasta el incendio se desplazaron este jueves el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, y la consejera de Agricultura, Pesca y Alimentación, Maritina Hernández. Fabra resaltó el compromiso de esta compañía con las personas, con el sector y con el municipio, y elogió a “una familia luchadora, que de un puesto de venta de naranjas ha sabido hacer una gran empresa internacional”.
El alcalde de Museros, José María Aznar se trasladó hasta el almacén al poco de conocerse el incendio. Y recordó que la mayoría de los trabajadores son de Museros o de municipios como La Pobla o Massamagrell. También explicó que el hecho de que el sector esté al final de la campaña hace que hubiera menos trabajadores de lo habitual en temporada alta, los meses de noviembre, diciembre o enero. Las naves y los campos de Fontestad dan trabajo a 2.500 personas.
El mundo agrícola también lamentó la desgracia. “Es un duro golpe para todo el sector”, aseguró Genaro Aviñó, director de la Asociación Valenciana de Agricultores, “Vicente Fontestad es un empresario de raza, serio, que siempre ha cumplido con sus compromisos y estamos seguros de que conseguirá rehacerse y ese es nuestro mayor deseo: que esto solo sea un mal sueño”.
“Es una noticia triste”, lamentó por su parte Ramón Mampel, secretario general de la Unió de Llauradors, “para Fontestad es una tragedia, pero también para los productores, sobre todo para el sector citrícola después de las heladas de febrero en varias comarcas valencianas. Por eso nos solidarizamos y mostramos nuestra preocupación por los dueños y los trabajadores”.
Uno de los grandes exportadores valencianos
La nave de Museros, inaugurada en 2002, que supuso una inversión cercana a los 21 millones de euros financiada en parte con fondos europeos, estaba considerada en el mundo citrícola como modélica por su grado de tecnificación, incluidos materiales ignífugos que no evitaron el desastre.
Fontestad lleva mucho tiempo asentado en mercados como el francés y el portugués, y es uno de los principales suministradores de las primeras plazas españolas, como Madrid —adonde en esta época se desplazan diariamente unos cinco camiones tráilers cargados con 100 toneladas de cítricos—, Barcelona, Zaragoza y otras.
El siniestro ha llegado en un muy mal momento para la empresa debido a su alto nivel de actividad. Fontestad es conocida por ser una de las naranjeras que más alarga las campañas, comercializando las variedades autóctonas tardías y recurriendo después, ya avanzado el verano, a la compra de fruta de países como Sudáfrica y Uruguay para su tratamiento y posterior venta, buena parte de la cual se realiza en Francia.
Su dueño, Vicente Fontestad, se hizo cargo en exclusiva de la empresa tras comprarle a su hermana su parte hace siete años. Su padre y fundador, llamado también Vicente Fontestad, empezó “desde abajo”, con un puesto de frutas, indicaron fuentes del sector, en los años cincuenta. El nombre que aún se mantiene para la comercialización de la fruta en España es Tio Vicent.
Las fuentes consultadas consideraban difícil la sustitución de las instalaciones destruidas debido a sus características. Aunque dada la coyuntura de crisis actual, agregaban, hay almacenes disponibles.
En el arranque del siglo XXI, la producción y comercialización de cítricos sigue siendo una pieza clave para la economía valenciana, especialmente después del hundimiento del sector inmobiliario. El año pasado, la exportación de cítricos ascendió a 1.902,6 millones de euros, lo que representó un 9,5% de todas las ventas al exterior.
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