Amaechi, el único jugador de la NBA que ha declarado su condición de homosexual, afirma que si un vestuario teme a los gais es porque "se trata de un vestuario gay"
Amaechi, exjugador de la NBA y ahora psicólogo.
"¿Tiene usted el virus del sida? Esta fue la primera pregunta que me hicieron en la cadena de televisión norteamericana ESPN cuando anuncié mi condición de homosexual. ¡Buuufff! Empezar así no es fácil". John Amaechi (Boston, 1970) hizo pública su orientación sexual hace cinco años tras haber escrito un libro, El hombre en medio, con el que se convertía en el primer, y único hasta el momento, jugador de la NBA en hablar públicamente de su homosexualidad.
Sus compañeros le recibieron de distinta manera. El ataque más brutal lo recibió de Tim Hardaway, en activo hasta 2003, cuando dijo: "Nunca habría aceptado a un homosexual en el vestuario". Steve Hunter, entonces en Denver, afirmó que no tenía ningún problema con un jugador homosexual "siempre que no intentara ligar con él, jugara como un hombre y se comportara como una buena persona".
Amaechi no sabe qué declaración es peor. "Lo que tengo muy claro es que si en un vestuario los heterosexuales temen la presencia de homosexuales es que se trata de un vestuario gay", afirma el exjugador, invitado a Bilbao por la Fundación Athletic para participar en unos encuentros sobre la igualdad en el deporte.
Quien mejor le trató fue el ruso Kirilenko, al que no cita directamente en su libro. "Me trató igual que otros, entre los que incluyo a Shaquille O'Neal o a Charles Barkley, pero es cierto que fue el más expresivo [le invitó a su compleaños, "y puedes venir con tu pareja o con quien quieras", le escribió] porque quizás en Europa este tema se veía mejor que en la NBA", explica, "y fíjense que no es precisamente Rusia un modelo en estos casos...".
Amaechi descubrió su homosexualidad a los 16 años y la publicó a los 37, cuando ya estaba en sus estertores en el baloncesto tras haber jugado en Utah, Cleveland y Houston, así como en Europa en Italia, Francia, Reino Unido y Grecia. Se dio cuenta cuando vivía en Manchester con su madre, una doctora que se había casado con un nigeriano que los abandonó y cuya muerte no inquietó a Amaechi: "Si entonces hubiera hecho pública mi condición sexual, hoy habría sido un psicólogo gordito que viviría en Manchester. Y sería feliz. ¡Ja, ja ja!".
Hoy es un ex de la NBA proporcionado físicamente (2,08 metros por 120 kilos) que odia el pescado y se siente feliz en Europa. "Aquí, en Manchester, en Bilbao, donde sea, encuentro la calma que no existía en mi vida en Estados Unidos. Soy europeo, eso está claro", dice.
La homofobia en el deporte ha ido cambiando, pero no como la gente cree, asegura. "Nada es como antes. Las antiguas normas han cambiado y ahora los deportistas están más preocupados por la moda, por el corte de pelo... Siempre hablan de mujeres. El problema es cuando hablan en público. En privado, pues... les gustan las mujeres y punto.
Pero los seguidores y los medios de comunicación tienen unas expectativas en torno a los jugadores: ¿Cómo se tiene que comportar un joven de 20 años que gana tropecientosmil euros al año? Pues explicando cómo se relaciona con las mujeres y cómo trata a los gais. Influye mucho cómo tratas de mal a las mujeres. Para demostrar que eres muy hombre hay que ver cómo tratas a los gais. Es como estar todavía en el colegio", reflexiona.
Amaechi piensa que el auténtico problema radica en los dirigentes del deporte más que en los jugadores: "Ellos son los que inculcan esos conceptos homófobos. El dueño de Utah Jazz, jugando yo allí, como era también el dueño de los cines, prohibió emitir la película Brokeback mountain. Pero es que hay 30 estados en Estados Unidos donde puedes ser despedido por ser homosexual".
El jugador fue estudiando psicología en los aviones hasta doctorarse y ejercer de tal en Manchester, donde reside y donde no le importa asesorar al Liverpool ("no soy un fan de ninguno de los dos equipos"), amén de trabajar con niños para que interioricen la igualdad. Atrás quedaron los miedos de Hardaway o la sensación "de que un gay está siempre pensando en el sexo". "Si cuando juegas piensas en el sexo, pierdes seguro", añade con ironía... Lo que siempre recuerda es la definición de homofobia que recibió de alguien que no cita: "Es el miedo de los heterosexuales a que los homosexuales piensen de ellos lo que ellos piensan de las mujeres".
La igualdad, en cualquier caso, es desigual: "El lesbianismo está mejor visto por los heterosexuales. Es un foco de interés, de curiosidad. La homosexualidad, no. Pero, en cualquier caso, la discriminación es la misma. En Reino Unido ha sido este año cuando ha accedido la primera mujer a la junta directiva de la federación inglesa de fútbol. ¡En el siglo XXI! El problema en el caso de la mujer es que se convierte en la excusa para cumplir con los estereotipos del deportista heterosexual".
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