miércoles, 16 de mayo de 2012

Adrián: Un pensador del área

Adrián, máximo artillero en el Europeo sub-21 del pasado verano, acalla en el Atlético las críticas por su supuesta falta de gol

 



Adrián celebra un gol ante el Besiktas 


A Adrián López (Teverga, 1988) la carrera le ha cambiado de verano a verano. En el pasado se presentó en la Eurocopa sub-21 con la responsabilidad de ser el goleador de un equipo señalado como favorito por el potencial de juego que se le presuponía. Las dudas que había sobre su capacidad goleadora aparecieron tras el primer partido con Inglaterra (1-1), en el que la selección de Milla tuvo más fútbol que gol.

 En el siguiente, ante la República Checa, con dos tantos, Adrián inició esa carrera de estío a estío que ha culminado con su presencia en la misma lista en la que ha entrado Juanfran, quizá su mejor amigo y valedor en el vestuario del Atlético. “Yo no me he enterado de que se haya dudado de mí. Las críticas son cosas del fútbol y estaba tranquilo”, decía Adrián después de acabar con el debate abierto sobre la falta de un nueve tras ese primer partido gris con los ingleses. 

Terminó siendo el máximo goleador del campeonato con cinco dianas y se certificó su traspaso al Atlético tras la decisión de un juez, que anuló la intención de Lendoiro de reternerlo en el Deportivo o de sacar una mayor tajada a su venta.


Su primer gol en Primera lo marcó en el Camp Nou siendo juvenil. Ganó una pelota dividida, superó a Puyol y picó con suavidad la pelota

Adrián es de esos delanteros que no pierden la calma, independientemente del número de balones que le lleguen: “Tengo que estar siempre preparado, aunque a veces tenga que ayudar en defensa”. Su partido ante el Athletic en Bucarest tuvo más que ver con el trabajo que con el lucimiento personal. Fue fundamental para ayudar a Juanfran a parar a Muniain.

La primera gran referencia de esa frialdad fue su primer gol en Primera siendo aún juvenil. Se lo hizo al Barcelona de Rijkaard en 2007 en el Camp Nou. Ganó una pelota dividida a 10 metros del área, se llevó en la arrancada a Puyol y picó con suavidad la pelota ante la salida de Valdés. 

A Caparrós, por entonces entrenador del Deportivo, se le puso una sonrisa de oreja a oreja porque la maniobra al completo apuntaba a un diamante por pulir. De aquel gol al que le hizo al Hannover 96 hace un mes y medio, con un inesperado y maradoniano regate de más –“fue de patio de colegio”, aseguró en una entrevista a este periódico- ha habido una evolución a la que nadie se atreve a poner techo. “Hasta su explosión, puede que le haya faltado fútbol por detrás”, asegura Caparrós.

 Cuestionado por su intermitencia, responde: “Hay que seguir currando para que no se den”. Aunque esas lagunas casi siempre fueron de los delanteros diferentes y él lo es, sobre todo, cuando se para en el área, se da un respiro, y arranca: “Mi juego me pide pararme y pensar”, dice.

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