Juanfran llega a la selección después de consolidarse en el lateral derecho del Atlético de Madrid
“Los másters duran un año, yo he tenido que hacer uno de conceptos
defensivos en cuatro meses”, reflexionaba Juanfran (Crevillent,
Alicante, 1985) tras explicar, días antes de la final de la Liga Europa,
cómo tenía que perfilarse y aguantar hasta recibir la ayuda de uno de
los mediocentros para defender a Muniain cuando este le atacara hacia
adentro. La llamada de Vicente del Bosque le coge 60 metros más atrás de
la posición en la que siendo juvenil del Kelme llamó la atención del
Real Madrid.
Con el primer equipo blanco debutó en enero de 2004 con una derrota ante el Villarreal. Él, junto a Soldado, De la Red, Rubén, Arbeloa, Mejía y Valdo formaba parte de esa política de Zidanes y Pavones que trató de instaurar Florentino Pérez en su primer etapa. Como el resto, se quemó antes de tiempo y tuvo que marcharse cedido al Espanyol, donde ganó una Copa del Rey.
Después se fue a Osasuna, donde el estilo de centro-remate que se estila en Tajonar le ayudó a consolidarse como extremo en Primera División. Un gol suyo precisamente ante el Real Madrid valió una permanencia rojilla en 2009.
Autoapodado Rayo McQueen, por su velocidad, fue Gregorio Manzano el que le colocó como lateral derecho antes de abandonar el banquillo rojiblanco. Desde que llegó al Atlético, en el mercado de invierno del curso pasado como sustituto de Simão, hasta su explosión como titular indiscutible con El Cholo, Juanfran vivía en la frustración.
Sin un entrenamiento de por medio, Quique Flores, su primer entrenador en el Manzanares, le hizo debutar en un derbi en el Bernabéu. Apenas volvió a contar para Quique, que utilizaba la suplencia de Juanfran para hacer ver en los despachos su descontento por la venta de Simão.
Terminado ese máster que le ha llevado a esta convocatoria, Juanfran se atreve a decir: “Tengo mucha confianza en mí mismo, no creo que haya muchos extremos que me puedan superar, entre lo que he aprendido a defender, mi velocidad y lo que yo sé de cómo puede pensar un jugador de banda, creo haber comprendido la posición”.
Con el primer equipo blanco debutó en enero de 2004 con una derrota ante el Villarreal. Él, junto a Soldado, De la Red, Rubén, Arbeloa, Mejía y Valdo formaba parte de esa política de Zidanes y Pavones que trató de instaurar Florentino Pérez en su primer etapa. Como el resto, se quemó antes de tiempo y tuvo que marcharse cedido al Espanyol, donde ganó una Copa del Rey.
Después se fue a Osasuna, donde el estilo de centro-remate que se estila en Tajonar le ayudó a consolidarse como extremo en Primera División. Un gol suyo precisamente ante el Real Madrid valió una permanencia rojilla en 2009.
Autoapodado Rayo McQueen, por su velocidad, fue Gregorio Manzano el que le colocó como lateral derecho antes de abandonar el banquillo rojiblanco. Desde que llegó al Atlético, en el mercado de invierno del curso pasado como sustituto de Simão, hasta su explosión como titular indiscutible con El Cholo, Juanfran vivía en la frustración.
Sin un entrenamiento de por medio, Quique Flores, su primer entrenador en el Manzanares, le hizo debutar en un derbi en el Bernabéu. Apenas volvió a contar para Quique, que utilizaba la suplencia de Juanfran para hacer ver en los despachos su descontento por la venta de Simão.
Terminado ese máster que le ha llevado a esta convocatoria, Juanfran se atreve a decir: “Tengo mucha confianza en mí mismo, no creo que haya muchos extremos que me puedan superar, entre lo que he aprendido a defender, mi velocidad y lo que yo sé de cómo puede pensar un jugador de banda, creo haber comprendido la posición”.
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