- Entre un millonario tetrapléjico y un expresidiario de origen senegalés surge una inesperada simbiosis que cambiará las vidas de ambos. Esta es la trama de un film que, basado en una historia real, ha roto récords de recaudación en Francia y se ha convertido en todo un fenómeno.
El humor como antídoto
Si hacen esta película, tiene que ser divertida. La frase pertenece a Philippe Pozzo di Borgo, un hombre que, tras sufrir un accidente practicando parapente, se había quedado tetraplégico. Protagonista de un documental (À la vie, à la mort) y autor de un libro (Le second souffle) que contaba su experiencia junto a Abdel Yasmin Sellou, su cuidador, Pozzo recibió a la pareja de cineastas Olivier Nakache y Éric Toledano, interesados en llevar a la gran pantalla su historia. Debe tratarse con humor, remató.
Un consejo que la película toma al pie de la letra, manejándose en el filo pero sacando adelante con éxito y solvencia un cóctel que podía haber resultado indigesto. Vistos los resultados en taquilla (el film es un todo un fenómeno que ya ha superado los... ¡18! millones de espectadores y los 100 millones de euros de recaudación en Francia, convirtiéndose en una de las películas más taquilleras de su historia) y las buenísimas reacciones del público, la apuesta de Intocables ha sido ganadora.
Asesor de primera mano
Con la colaboración activa de un Pozzo que también asesoró a los protagonistas (nos enviaba páginas con notas, aportando un determinado verismo y dándonos situaciones reales incluso más demenciales y cómicas que las que escribíamos, cuenta Éric Toledano), la pareja de directores se puso manos a la obra. Por un lado, se acercaron al día a día de personas con problemáticas parecidas a las de su protagonista.
Trabajamos en un programa de realización de cortos con niños discapacitados y vimos que usaban mucho el sentido del humor, recuerda Toledano. Por el otro, era imprescindible encontrar a dos actores cuya química les convirtiera, casi, en uno solo. Si era obvia la elección de Omar Sy (al que conocen bien los cineastas, puesto que ha participado en dos de sus tres films anteriores y en un corto), les acabó de tocar la lotería cuando François Cluzet contactó con ellos, interesado tras leer el guión por su cuenta.
Interpretación exigente
Hemos rodado con muchos actores, pero la intensidad que François pone a su trabajo es rarísima, dice Toledano. El rol exigía una preparación enorme. No podía presentarse el día antes del rodaje, sentarse en una silla de ruedas y comenzar a ensayar la respiración y el sufrimiento sin trabajarlo de antemano, añade Olivier Nakache. Un personaje, pues, exigente, y no solo en lo físico. La trama cuenta el nacimiento de una amistad, apunta Cluzet. Y a mí no hay nada que me guste más que jugar con mi partenaire. Aquí, el personaje de Omar es, de algún modo, mi cuerpo, así que la complicidad tenía que notarse.
Debo reconocer que al empezar el rodaje estaba bastante intimidado, cuenta por su parte Sy. Pero tenía una ventaja por la estructura misma de la película: François me necesitaba tanto como yo a él. La química en el plató se traduce en la pantalla, aunque los actores no quieren darse méritos en el éxito del film. El fenómeno es impresionante, y va más allá de nosotros, afirma Cluzet. Creo que el secreto de la película es que hace feliz a la gente.
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