Decía Simeone que le parecía demasiado raro encontrarse con un equipo de la envergadura de la Lazio en los dieciseisavos, que ese era un cruce más propio de cuartos o semis. Pues bien, a un equipo de la entidad del italiano que está pujando por meterse en Champions, el Atleti, literalmente, le bailó.
La superioridad en la eliminatoria ascendió la cotización rojiblanca en las apuestas de cara a conquistar un torneo que está más difícil que nunca con la presencia de los dos equipos de Manchester, Athletic o Valencia. Pero este Atleti lo va a intentar. Y concede razones para creer.
Se ve con el convencimiento que no tenía en la edición que levantó, en la que empezaron a pasar de rondas más preocupados por enderezar el rumbo en Liga que en una competición que acabó salvándolos de la quema.
Con inteligencia, Cholo brindó ayer minutos a los menos habituales. Lo hizo precisamente para evitar la relajación a la que podría conducir el resultado de ida y la cercana visita del Barça. Si algo ha conseguido el técnico es que los suplentes muerdan de cara a entrar en un once definido y ayer los que ingresaron en el campo se olvidaron del resultado.
Consiguió así el Cholo refrescar a los usuales y premiar al resto para demostrar a su vez que este Atleti tiene fondo de armario suficiente, pese a la lesión de un hombre del peso de Diego, como para encarar la conquista de esa cuarta plaza y atender con profundidad de miras hacia el viejo continente.
Entre otros motivos porque tiene a futbolistas como Adrián, que ayer ofreció otro recital. Puro oro a precio de ganga.
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